Celebran 407 años de Fe y Tradición
Bajo el cobijo de Nuestra Señora de la Natividad, la imagen milagrosa une a los pueblos de Tenamaxtlan y Atengo, en su centenaria Romería, sendero que ha colmado con su fe peregrina a estas dos comunidades.
CULTURA | Marco Antonio Guízar
ATENGO, Jalisco. [ABC Medios]- Este martes 30 de agosto fue la fecha en la cual los pueblos de Tenamaxtlán y Atengo vivieron la conmemoración de los 407 años de la Romería a Nuestra Señora de la Natividad, la más grande celebración de su tipo en la Diócesis de Autlán.
Desde primera hora la madrugada, una multitud tomó camino por la carretera Tenamaxtlán-Atengo, rumbo a la basílica de la Señora de la Natividad.
Con la fe reflejada en sus rostros, hombres, mujeres, jóvenes, adolescentes y niños realizaron su peregrinar, siguiendo a la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Natividad, tras el mormullo de las oraciones, muchas historias se entrelazaban, haciendo presente los milagros y bendiciones recibidos, gracias a la intersección de su patrona.
Fue desde el atrio de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Tenamaxtlán, donde decenas de fieles permanecieron a la espera de que la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Natividad emprendiera su peregrinar a su casa, La Basílica de Atengo, tras haber permanecido como peregrina desde el pasado mes de junio.
Como cada año, el trayecto de Tenamaxtlán, Jalisco, rumbo a Atengo permaneció cerrado al tráfico vehicular, para seguridad de los peregrinos, este día, un día de fiesta para la comunidad católica, la mayoría de las actividades se paran, para dedicarlo con fe y devoción a la celebración de la patrona de Atengo.
Personas de diferentes comunidades y municipios de la región, de otros estados incluso del extranjero tomaron parte de esta peregrinación, muchas lo hacían como una muestra de agradecimiento “porque nuestra sagrada madre intercedió por la salud de nuestro familiar”, “ella nos ayudó a salir bien de nuestra cirugía,” entre otras muchas historias se contaban, entre quienes no daban muestra de cansancio, con tan de mostrar su amor a la virgen de La Natividad.
A su llegada al pueblo de Atengo, como cada año, fue una celebración que inicio con la eucaristía y la recepción de peregrinos que acudieron al interior de la basílica para culminar, así con una peregrinación más, que suma 407 años de fe y tradición.
EL DATO
Fue en el año de 1615, cuando inició una tradición en el pequeño pueblo de Atengo, Jalisco, que hasta el día de hoy ha soportado el paso inexorable de los años, de los siglos, una costumbre que a pesar de todo lo que supone la vivencia de 407 años, este 2022 experimentó con mayor fuerza una fe encarnada, en un pueblo creyente, que tomó la ruta de Tenamaxtlán-Atengo, luego de dos años ausentes por la pandemia del Covid-19.
Cuenta la historia que a tan sólo 17 años de aquel día, en el cual Fray Diego Serrano dejara la hermosa imagen en el pueblo de Atengo, esta peregrina señora ya visitaba el noble pueblo de Tenamaxtlán.
Cabe señalar que estas visitas no siempre se realizaron en los mismos tiempos que hoy en día, ni con la misma duración y finalidad; en sus inicios lo hizo con el fin de colectar donativos para la construcción de su santuario, después para calmar las pestes que diezmaron mucho esta población, también lo hizo por motivos de escasez de agua durante el temporal de lluvias.
Por tradición oral de nuestros antepasados, se sabe que fue a principios del siglo XIX cuando esta visita de la virgen, se instauró para un día antes de la Fiesta del Jueves de Corpus.
Posteriormente la Iglesia cambió esta solemnidad para celebrarse en domingo y el traslado de la imagen se realizaba el sábado anterior.
Más tarde, a Iglesia regresó la celebración al jueves y la llevada de la imagen se quedó en sábado, por ser un día de descanso para muchos devotos y poder acompañarla en este peregrinar.
Siguiendo con respeto las disposiciones de esta antigua costumbre, cada año, el sábado siguiente a la festividad de “El Cuerpo y la Sangre de Cristo “(Corpus Cristi) la imagen original de la Santísima Virgen de Atengo es llevada en peregrinación, cargada en hombros, a realizar su tradicional visita al vecino pueblo de Tenamaxtlán.
Después de visitar sus hogares, sus comunidades y sus campos en su imagen peregrina, la soberana reina retorna triunfalmente a su Basílica de Atengo el día 30 de agosto, tal como lo señala esta tradición.
Para tal evento se organiza una impresionante Romería, la cual —por sus peculiares características— se ha consolidado hoy por hoy en una de las más antiguas de toda América.